Casting clash

Aunque afuera llovía torrencialmente, dentro de esa habitación el único sonido que se podía escuchar era el de la pluma contra el pergamino, las gruesas paredes de Roca Casterly aislaban por completo las habitaciones que albergaban de cualquier señal de exterior, incluidos los sonidos, aunque algunos decían que ni al ruido le gustaba entrar en la estancia donde el rey tenía su despacho. Tywin no necesitaba levantar la mirada para saber lo que ahí sucedía, su hermano Kevan, posicionado estoico a su derecha, de seguro miraba a quien su hermano había convocado. Su hija Cersei por su lado ya estaría jugando inquieta con sus dedos, la paciencia era una virtud que la joven leona carecía casi en su totalidad, para desgracia de su padre. Pero ni su hermano ni su hija se atreverían a apresurar su labor, y Tywin no interrumpiría sus deberes por ninguno de ellos. El sonido de la pluma por fin se detuvo dando paso a un silencio que ayudo a calmar los ánimos de su hija, el león levanto la mirada pero sin posarla en ella, sino buscando una vela y su sello para cerrar aquella carta, una vez acabado se la extendió a su hermano quien, tras hacer una inclinación de cabeza, se dispenso para retirarse con rumbo a la cuerveria.

- Me llamaste, padre. - Afortunadamente lo había dicho como una afirmación, no tenía tiempo para alguno de los juegos de su hija. Lo mejor era darle la noticia de forma rápida y directa, así podría ver los avances de Cersei al ver su grado de interpretación de las buenas nuevas. - Dentro de la próxima luna recibiremos a los Tully, quiero que te encargues personalmente de la recepción. - Tywin había entrecruzado los dedos sobre la mesa y observaba detenidamente a su hija, que en aquellos instantes era el centro de su atención. La sonrisa no tardo en aflorar en los labios de su hija, para decepción del padre, Cersei siempre había estado en busca de sobresalir y atribuía cualquier problema que se interpusiera entre ella y su cometido al hecho de haber nacido mujer, aunque nada tuviera que ver con su genero. En esos momentos no fue diferente, su hija comenzó a agradecerle por aquella responsabilidad e incluso comenzó a plantear ideas de como debían recibir a los soberanos del reino vecino. Los ojos de su padre la seguían pero no emitió palabra alguna, hasta que sopeso que ya le había dado suficiente tiempo para que viera a través de su solicitud. - Quiero que atiendas a los Tully como realeza, que establezcas amistad con su hija... - Cersei asentía con la cabeza, como si manipular a las truchas fuera cosa sencilla para sus talentos, pero entonces, ya fuera por casualidad o porque su instinto le advertía, busco los ojos de su padre. -  Y con su hijo.

El entusiasmado va y ven que hacía con el cuerpo por la emoción de la noticia se detuvo en un segundo, su rostro tardo algunos segundos más en desfigurarse del enojo hasta que por fin inflo el pecho soltando un solo bramido. - ¡NO!. - Tywin asumió que esa negativa era para sí misma, si era de otra forma no se sintió aludido al punto en que llevo su mano a un trozo de pergamino para continuar sus labores. - ¡No puedes pensarlo!. - La voz de su hija empezó a entrecortarse, pues si perdía su atención también perdía cualquier oportunidad de intentar hacer algo para cambiar su decisión, lo que menos quería escuchar en esos momentos era otra de sus pataletas. - ¡El Tully es un crío, no debe tener diez días del nombre!. - Armándose de paciencia Tywin volvió a mirar a su hija, la impotencia de la situación la tenía tan roja como el vestido que utilizaba, estaba al borde de las lagrimas. - Ocho, Edmure Tully tiene ocho días del nombre, son datos que espero manejes para cuando lleguen nuestros invitados. - Los puños de su hija se cerraron al punto en que estaba seguro que las marcas no desaparecerían con facilidad, por un momento vio aquel brillo en sus ojos, un gesto felino de una leona que se defiende de su atacante. - No... ¡Yo no me casare con...! - El golpe en el escritorio que hizo al apoyar sus manos para levantarse de la silla no fue tan fuerte, pero si lo suficiente como para que Cersei se tragara sus palabras. - Tu te casaras con quien yo decida. - Dijo tajante, su mirada era una advertencia, le dejaba claro que no estaba dispuesto a admitir un solo reproche o cuestionamiento más. - Eres una princesa, y más importante una Lannister, y si un matrimonio con los Tully asegura la posición actual de la familia, cumplirás con tu deber. - Rompió el contacto visual cuando una nueva lagrima caia por la mejilla de su hija, luego de eso volvió a sentarse. - Deberías estar casada, o al menos prometida, desde hace años, la gente rumorea sobre ti. Te casaras en cuanto encuentre a un candidato digno, sea en el Tridente, en Dorne, en el Norte o donde crea conveniente, así que ve haciéndote la idea.